Día 7: Nápoles (paseo por la ciudad)

Nos despertamos a la misma hora que todos los días, pero nos lo tomamos con más calma. Salimos pasadas las 9’30 y dimos un paseíto por las tranquilas calles a aquellas horas.

Piazza del Gesu Nuovo



La primera visita fue NÁPOLES SUBTERRANEA (Napoli Sotterranea), comenzó a las 10 y seríamos unas 30 personas. Horario: 10 a 6. Precio: 10 €. Comentar que la visita comenzaba supuestamente a las 10, pero es que la taquilla la abrieron a las 10.


La visita se realiza con guía, primero bajas bastantes escaleras, y luego vas recorriendo diversos espacios, en muchos de ellos se refugiaban los napolitanos durante los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Destacar que hay un tramo en el que te dan una palmatoria con una vela (para cada dos personas), el tramo es muy muy estrecho, tanto que tienes que quitarte la mochila y pasar de lado; mucha gente utilizo la linterna del móvil (yo entre ellas), y para mi la verdad es que resultó un poco agobiante, aunque intentaba no pensarlo.



La segunda parte de la visita continua por otro lugar (se sale a la calle), muy cerca, en lo que es como el patio de una vivienda, está el teatro greco-romano, del que en realidad no queda nada. Toda la visita duró 1’30 horas. No estuvo mal, pero no se si por la guía, la cantidad de gente, o porque, pero salimos un poco decepcionados.

Iglesia San Paolo Maggiore, justo al lado de Napoli Sotterranea

Inicialmente habíamos pensado para esta mañana (los domingos la mayoría de lugares cierran a la 1 del mediodía), el Cristo Velato y Santa Chiara. Pero nos entretuvimos probando un dulce típico, que es un hojaldre con crema que sirven caliente, llamado “sfogliatelle” que estaba bueniiisimo. Y tras el parón la verdad que ya no nos quedaba mucho tiempo, así que decidimos dejar las visitas, y dedicar el tiempo a pasear.




Polichinela, personaje de la comedia popular napolitana,
caracterizado por su máscara y su traje de color blanco;
que actualmente se ha convertido en uno de los iconos de la ciudad




Nos acercamos a visitar el DUOMO, cuyo interior estaba con algunas reformas; en la cripta se encuentra un relicario con sangre de San Genaro, todos los años la sangre se licua, y según la leyenda si esto no ocurriera así, se cree que caerían desgracias sobre la ciudad.





  
Después nos tomamos un “spritz”, en Buona Merenda (en Via San Biagio Dei Librai), nos pusieron un platito con un aperitivo que estaba muy bien, pero por 5 € que costaba cada copa ya lo estábamos pagando.


Luego una vuelta a ver por cual nos decidíamos para comer, y tras elegir uno en el que no había sitio, elegimos otro que estaba prácticamente lleno pero quedaban todavía un par de mesas, Trattoria O’Cerriglio, pedimos ziti genovese y gnocchi sorrentina, pero entre el dulce de media mañana y el aperitivo ya no podíamos con la comida; los dos platos de pasta junto con las cervezas costaron 18 €; no nos apetecieron ni los limonchelos.

Ziti genovese

Gnocchi sorrentina, no estaban mal, aunque su aspecto no era lo mejor

Tras la comida nos echamos una siesta, para reponer fuerzas, estábamos de domingo total.

Después volvimos hacia la Piazza del Plebiscito y la zona marítima, para observar por última vez en este viaje el Vesubio y también ver la Piazza del Plebiscito de noche; toda aquella zona estaba muy animada, incluso habían unos niños jugando al fútbol en la plaza como tradicionalmente se hacía, con dos chaquetas marcando portería.












Visitamos la iglesia del fondo, Basilica di San Francisco di Paola, que recuerda al Panteón de Roma, su interior con su impresionante cúpula, es muy bonito y algo diferente a la mayoría de iglesias; no se pueden hacer fotos.

Volvimos callejeando por Via Toledo (que es la calle más comercial de toda la ciudad) y así cambiábamos de ruta.

Piazza del Gesu Nuovo

Tocaba hacer maleta, e iba a ser una tarea laboriosa, porque habíamos comprado bastantes cositas para regalar, además de pasta y un belén; pero lo conseguimos.

La verdad es que estábamos tan cansados y llenos, que no nos apetece ni cenar, ni una cerveza, y mas pensando en el madrugón que nos tocaba al día siguiente. Así que bajamos a por unos refrescos y unas papas, y nos quedamos viendo cosas en la tablet.

Durante la tarde le habíamos recordado a Giulia que nos reservara un taxi para llevarnos al aeropuerto, ni más ni menos que para las 5’15 de la madrugada.

0 comentarios:

Publicar un comentario