Tras levantarnos a la misma hora que todos los días
y desayunar, salimos hacia la zona marítima de la ciudad; al ser sábado apenas había tráfico.
Lo primero que nos encontramos fue el CASTILLO NUEVO (Castel Nuovo),
construido en el siglo XIII ha sido reconstruido varias veces; lo que más
destaca es el arco de triunfo de mármol blanco mandado construir por Alfonso V
de Aragón, para conmemorar su ascenso al trono de Nápoles y Sicilia en el siglo
XV.
El día estaba con un sol esplendido, y continuamos
hacia la PIAZZA DEL PLEBISCITO, que
es una de las fotos típicas de Nápoles; aunque nosotros no encontramos a nadie
que nos hiciera una foto sin cortarnos o por arriba o por abajo, y eso que se
lo pedimos a varias personas; al final optamos por una auto foto.
Luego el TEATRO
SAN CARLO, que visitamos junto a otra pareja y la guía, la visita fue en
italiano, y además la chica se disculpó por no saber español. Fue construido
por Carlos III de España, que fue rey de Nápoles y Sicilia a principios del
siglo XVII.
Durante la visita estaban montando el escenario
porque esos días actuaba Zubin Mehta. La visita es prescindible, pero a
nosotros los teatros nos gustan mucho. Horario: 10’30 a 4’30 solo con visita
guiada. Precio: 6 €.
Enfrente está la GALERIA UMBERTO I, muy parecida a la de Milán. Tuvo su dificultad
encontrarla, más que nada porque se encontraba en obras todo el edificio, y
estaba todo el exterior lleno de andamios, así como gran parte de su interior;
aún así pudimos ver que no desmerece en nada a la de Milán.
Después paseamos hasta la zona marítima (Via
Nazario Sauro y Via Partenope), por lo visto los fines de semana cortan las
calles de esta zona y estaba toda la gente por allí paseando, además con el estupendo
día de sol que teníamos, apetecía pasear con aquella temperatura tan agradable.
Las vistas desde esta zona con el Vesubio al fondo, son una preciosidad.
Con un día tan agradable no nos pudimos resistir a
tomarnos una cerveza en un chiringuito, era una simple terraza pero las vistas
eran espectaculares.
Luego seguimos un poco más hasta el CASTILLO DEL HUEVO (Castel dell’Ovo),
construido en el siglo XII como residencia de los reyes de Nápoles. Debe su
nombre a una leyenda que dice que se enterró un huevo en los cimientos durante
su construcción, y que si al huevo le pasara algo, la ciudad caería en
desgracia, y mientras estuviese a salvo la ciudad no sufriría ningún daño.
Horario: 9 a 6’30. Entrada gratuita.
Tras esta visita del Castillo, ya tocaba comer, nos alejamos de las
terrazas, y buscamos uno por la calle de atrás. Cuando llegamos al que
buscábamos, vimos un cartel pero no lo leímos apenas, e interpretamos lo que
quisimos, y pensamos que decía que se entraba por la otra parte, peor la del mar; pero como no lo
encontramos, volvimos. Y lo que en realidad decía el cartel, era que había que llamar
al timbre.
El restaurante era Pastamore & Chiatamone, pedimos una ensalada de tomate y
mozzarella como entrante, y como plato elegimos los dos el mismo, Spaghetti Frutti di Mare, que ya iba
siendo hora de probarlo. Los tres platos, más las cervezas y los limonchelos, costó
44 €; nos gustó mucho este plato.
Paseando bajo aquel agradable sol, fuimos al Funicular
AUGUSTEO hasta la parada de FUGA, antes de subir compramos en el quiosco que
hay justo en la puerta los billetes, 1 € cada uno (también compramos otros dos
para la vuelta).
El barrio de arriba conocido Vomero es
muy tranquilo, no hay apenas tráfico (y eso se nota mucho). Desde allí dominan
la ciudad el Castillo Sant Elmo y el Museo de San Martino, nosotros no entramos
en ninguno por no entretenernos. Desde esta zona las vistas de Nápoles están muy
bien, porque ves toda la ciudad desde arriba; pero para ver el Vesubio, desde
aquí quedan algo ladeadas. Supongo que desde dentro del castillo o el museo
serán mejores las vistas.
![]() |
El Castillo y el Museo vistos desde la Piazza del Plebiscito |
Después de haber visto el Vesubio, desde la zona
marítima y desde arriba, yo me quedo con las vistas de esta mañana desde la
zona marítima.
Volvimos al centro con otro Funicular, MORGHEN,
hasta la parada de MONTESANTO, que es la más cercana al centro; camino al hotel
paramos para hacer alguna compra más, y esta vez cayó un belén. Que no se si sabéis Nápoles es famosa pos sus belenistas.
Tras un descansito, salimos de nuevo. Primero nos
tomamos un Spritz donde el primer día (3 € cada uno). Y luego en un local muy
pequeñito, Cafetería San Domenico creo que se llamaba, nos tomamos una cerveza,
algo cara (5 € cada una) porque era cerveza artesanal, pero hay que decir que estaba muy buena.
Para cenar la primera intención fue Di Mateo (recomendación
de Giulia), como era de esperar y siendo sábado estaba la calle llena de gente
esperando, así que como no nos apetecía esperar mucho, fuimos a otro (que también
nos había recomendado Giulia).
Este estaba bastante lleno, pero sí que había mesa,
en la Antica Pizzería Dell’Angelo, cenamos unas buenas pizzas,
enormes como todas, y ya no pudimos acabárnoslas, sobre todo yo; la pizzas, más
las cervezas y los limonchelos costó 28 €.
Volvimos al hotel, un poco de internet, organizamos
las visitas del día siguiente, y a
dormir; mañana era nuestro último día en Nápoles y el viaje iba llegando a su
fin.
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