Ruta

En esta ocasión, el viaje de febrero no fue un destino de Ryanair, nos apetecía conocer esta zona de Italia. A pesar de estar por este país el año pasado, nos animamos a repetir país, aunque como ya esperábamos es una zona que poco tiene que ver con las ciudades de más al norte. Como hemos dicho en otras ocasiones, para nosotros Italia siempre es una buena opción, por su historia y por su gastronomía. La ciudad de Nápoles tiene muchos sitios que ofrecer, muy cerca tiene el Vesubio, y a sus pies están todas las ruinas arqueológicas que el volcán dejó sepultadas, Pompeya es la más conocida, pero luego tiene también Herculano, Oplontis, y otras que no nos dio tiempo a visitar. La Campania, tiene una zona muy bonita, la Costa Amalfitana, pero entre que no teníamos tiempo para más y que era invierno no nos decidimos.

Fechas: 23 de febrero al 2 de marzo de 2015.

Ruta:
Día 1: viaje y llegada a Pompeya.
Día 2: Herculano.
Día 3: Oplontis y Pompeya.
Día 4: Vesubio y llegada a Nápoles.
Día 5: Nápoles (museos).
Día 6: Nápoles (zona marítima).
Día 7: Nápoles (paseos por la ciudad).
Día 8: vuelta.

Datos de interés

El transporte lo vamos a diferenciar en dos, el urbano y el que vendría a ser como un cercanías, que allí se llama Circumvesuviana.

Averiguar el tema del transporte, ha sido bastante complicado y se nos ha resistido, hasta el punto que hemos sido incapaces de averiguar las tarifas antes de ir; sí que encontramos los precios de los billetes, pero fuimos incapaces de encontrar el mapa de las zonas.

Transporte urbano


En Nápoles puedes llegar andando a la mayoría de sitios, quizá necesites el transporte para ir a las Catacumbas de San Genaro que están un poco más lejos, aunque se puede ir andando.

Compramos un billete en un quiosco de prensa, para tenerlo en caso de querer utilizar algún autobús, al final no lo llegamos a usar; su precio era 1’50 € y es válido durante 90 minutos.


Para subir con el funicular, tuvimos que comprar otro billete, ya que el que teníamos no nos quedaba claro si nos valía (no indicaba que el funicular estuviera incluido), este billete valía 1 €.


Circumvesuviana


Fuimos incapaces de encontrar lo que valían los billetes sencillos y un billete 24 horas, para saber si nos compensaba o no; y una vez allí tampoco.

Los billetes los fuimos comprando cada día sobre la marcha, a veces nos tocó esperar porque se ve que el que vende es el jefe de estación y da la salida a los trenes; incluso hubo una estación, la de Torre Annunziata (Oplontis) en que la venta de billetes se efectúa en el bar de enfrente.

Los precios de los trayectos fueron: Pompeya-Torre Annunziata 1’20 €, Pompeya-Herculano 1’80 € y Pompeya-Nápoles 2’60 €.

  
  
Nuestra parada en Pompeya, era la que está en el centro del pueblo (POMPEI), pero por esa estación pasa sólo la línea Napoli-Poggiomarino, que en la mayor parte del día tiene una frecuencia de 1 hora, y eso te limita bastante a la hora de organizar las visitas.

La parada POMPEI SCAVI VILLA MISTERI que es la que llega a la puerta principal de las ruinas, pertenece a la línea Napoli-Sorrento, que tiene una frecuencia de 30 minutos, pero esta estación se encuentra a unos 20 minutos andando del centro.

Imagen: wikipedia

Al final entren los dos nos gastamos 30 € en el transporte.

Indicar que en Pompeya hay otra estación, llamada también POMPEI, que está situada en Viale Guiseppe Mazzini y esta pertenece a Tren Italia.

Día 1: viaje y llegada a Pompeya

Pasó a recogernos una amiga y llegamos al aeropuerto un par de horas antes como solemos tener costumbre. Había un poco de cola en facturación pero tampoco nos llevó mucho tiempo. Luego a pasar el control, esta vez nos pareció muy estricto para lo que suele ser en Valencia, nos hicieron abrir la funda de la cámara y hasta nos revisaron la mochila.

Matamos el tiempo desayunando/almorzando, dos cafés y dos bollos (7 €). El vuelo salió puntual a las 12’55 y tras un par de horas de vuelo tranquilo llegamos al aeropuerto de Roma Fuimicino, a las 14’50 como estaba previsto.

Para nuestro enlace no había que cambiar de terminal, llegábamos y salíamos desde la terminal 1, teníamos un par de horas hasta la hora del embarque, y como además ya había hambre, sin tiempo que perder fuimos a comer.

Nos llamó la atención que prácticamente todos los bares eran para estar de pie, elegimos uno que tenía menú, bocata, bebida y postre 8’60 € cada uno.

El siguiente vuelo también estaba en hora y a las 17’35 estábamos saliendo, este avión era más pequeño y el equipaje de mano se dejaba a pie del avión, el vuelo era corto, algo menos de una hora, nos avisaron de turbulencias, pero afortunadamente fueron muy pocas; y a la hora prevista, las 18’30 llegamos a Nápoles.

Tras recoger la maleta, nos estaban esperando. Como íbamos a Pompeya, decidimos preguntar a nuestro alojamiento si ofrecían transfer y a qué precio, nos dijeron que 50 € y como nos pareció razonable aceptamos; si no hubiéramos tenido que coger el autobús al centro de la ciudad y luego un tren, y además entonces aun estábamos un poco liados con el tema de los trenes; así que nos pareció la opción más razonable.

Sobre las 7’45 llegamos a nuestro alojamiento B&B Eco Pompei, donde nos estaba esperando Alessandro para hacer el check-in, nos enseñó la habitación, nos comentó algunas cosas turísticas y ya nos despedimos hasta mañana.

Dejamos maletas y como no llovía salimos a dar una vueltecilla, estábamos muy bien ubicados en pleno centro. El pueblo nos pareció la mar de tranquilo, más bien había muy poca gente por la calle y muchos bares cerrados.

Basilica de la Virgen del Rosario


Sobre las 8’30 fuimos a cenar, no nos complicamos mucho la vida y fuimos al que había bajo de nuestro alojamiento. En la Pizzería Alleria nos sirvieron bastante rápido, pedimos 2 pizzas (una normal y una frita que es típica de la zona) 2 cervezas y 2 limonchelos; nos costó 25 €, todo bastante bueno.


Pizza frita (nada aceitosa)

Como seguía sin llover y no era tarde pasemos hasta las ruinas, Alfredo se compró un helado, bastante bueno, pero bastante caro también (4 €), y ya volvimos hacia el hotel.

Revisamos correos, la ruta del día siguiente, así como la previsión meteorológica, y ya se nos hizo medianoche.

Día 2: Herculano

El desayuno lo teníamos incluido, pero no es en la casa, es en la cafetería que hay justo nada más salir a la izquierda; bajamos acompañados por Alessandro, y fue él mismo el que nos sirvió y nos preguntó si queríamos algo más. El desayuno sin ser abundante, para nosotros fue suficiente, por lo menos el chocolate que nos pedimos estaba recién hecho y muy bueno.

Estos días nos iba a acompañar la lluvia y según las previsiones hoy iba a ser algo peor que mañana, así que pusimos rumbo a Herculano (en italiano, Ercolano). Fuimos a coger el tren de las 9’16 que llego con unos minutos de retraso, el trayecto hasta Ercolano Scavi dura cerca de media hora; hay que fijarse porque Ercolano tiene dos paradas.

El día estaba amenazante de lluvia pero en aquellos momentos aguantaba, así que fuimos directos a las ruinas; no tiene perdida, bajando la calle desde la estación, al final.

Compramos una entrada que vale 20 € y es válida durante 3 días consecutivos para las ruinas de: Pompeya, Herculano, Boscoreale, Oplontis, y Stabia. Las entradas de Pompeya y Herculano sueltas valen 11 € cada una; las de Boscoreale y Oplontis 5’50 € cada una; y Stabia es gratuita. En todos estos lugares también es valida la Campania artecard, pero echando números al final no nos quedó muy claro si nos iba a compensar y no la compramos. En todos estos lugares el horario de invierno (de noviembre a marzo) es de 8’30 a 5’00 y última entrada a las 3’30. Y en verano de 8’30 a 7’30 y última entrada a las 6’00.

Las excavaciones arqueológicas de HERCULANO, se encuentran en un excelente estado de conservación, incluso se conservan viviendas de dos plantas. El 24 de agosto del año 79 esta ciudad fue sepultada bajo varios metros de fango, ceniza y lava, que es lo que ha hecho que hoy en día estén las ruinas tan bien conservadas. La ciudad de Herculano fue golpeada por el volcán con más fuerza que Pompeya y sus ciudadanos no tuvieron tiempo de huir. Anteriormente en el año 63 sufrió otro terremoto del que se estaba recuperando. Esta ciudad fue un centro de veraneo, con numerosas y ostentosas viviendas, y pocas destinadas a actividades laborales.

Las ruinas se encuentran a un nivel bastante bajo, porque la ciudad actual se construyó sobre la antigua. Nosotros comenzamos desde abajo del todo (por el  numero 1), utilizamos un mapa que llevábamos impreso (replica del oficial que hay en la pagina web) y previamente habíamos marcado en el mapa los lugares más importantes; por cierto, con la entrada no dan ningún mapa, ni siquiera un folio, si quieres mapa sólo lo venden con la audio guía, que creo recodar que valía 5 €.



Casa del relieve de Télefo, una de las más elegantes

Casa del relieve de Télefo


Thermopolium, establecimientos donde se vendían bebidas y comidas calientes

Palestra



Colegio de los Augustales


Termas, vestuarios

Termas masculinas

Termas

Casa del Mosaico de Neptuno y Anfítrite, el nombre de la casa se debe al mosaico



Casa del Tabique de Madera, denominada así por la puerta corredera para preservar la intimidad

Casa del Gran Portal



Casa de Argos

Casa de Argos

La visita nos llevó alrededor de 1’30 horas, y la disfrutamos mucho porque había muy poca gente, en algunos lugares incluso estábamos solos. Nos encontramos algunas casas cerradas de las más importantes como la Casa de los Ciervos y la Villa de los Papiros.

Tras la visita comenzó a llover, tocaba visitar el MUSEO ARQUEÓLOGICO VIRTUAL, allí puedes elegir entre comprar la entrada del Museo, la del cine 3D, o ambas. Nosotros elegimos esta última opción, que nos costó 11’50 €. La visita del Museo Virtual nos gustó bastante, porque vas viendo diferentes películas en las que van recreando como eran los monumentos principales y como sucedió la erupción; la película nos gustó bastante menos, porque el 3D es muy flojillo; pero hay que decir que el precio nos parece algo caro para lo que ofrece. El horario de invierno (de octubre a febrero) es de 10’00 a 4’00. Y en verano de 9’00 a 5’30.






Y tras estas visitas, ya se había hecho hora de comer, la Via IV Novembre que es la calle que va de la estación de trenes a las ruinas pasando por el museo, está repleta de bares.

Nosotros elegimos Luna Crapese, un restaurante local bastante sencillo, pedimos una ensalada para compartir, un plato de pasta para cada uno, las cervezas y los limonchelos, total 22’50 €; nos gustó bastante.



Luego al tren, teníamos que comprar el billete, pero en ese momento no había nadie en la taquilla, el tener que esperar nos hizo perder el tren, lo que suponía media hora; así que no está de más comprar dos billetes para no tener que esperar.

Como no era tarde decidimos ir a Oplontis, aquí la excavación arqueológica es mucho más pequeña, ya que es solamente una casa; pero no miramos horarios y al llegar estaba ya cerrado, cuando llegamos quedaría casi una hora para el cierre, al ser más pequeño no imaginábamos que la última entrada sería también una hora y media antes, pero sí.

La tarde estaba lluviosa, así que volvimos a la estación a esperar el siguiente tren; en esta estación, Torre Annunziata Oplonti, los billetes se compran en el bar de enfrente de la estación.

A nuestra llegada a Pompeya pasamos a ver si podíamos visitar la iglesia, pero como estaban en misa desistimos.

Fuimos al hotel un rato a descansar, y como era de esperar nos dormimos, pero que caray estábamos de vacaciones, y los lugares a visitar ya estaban cerrados.

Salimos poco antes de las 8 y fuimos directos a la iglesia, que nos la cerraron en nuestras propias narices, así que fuimos a tomar algo, a uno tipo ingles, The British Pub; el local está bien, pero la cerveza algo cara, la pinta 5 € y no estoy segura que fuera el tamaño real de una pinta inglesa.

Nos decidimos ir a cenar a uno que nos había recomendado Alessandro, pero estaba cerrado; se ve que como muchos restaurantes cerraban el lunes, este lo hace los martes.

Así que nos fuimos hacia la zona de las excavaciones arqueológicas donde hay bastantes lugares, elegimos uno muy grande, llamado Zi Caterina (cerca de la heladería de ayer). Pedimos una pizza y unos escalopines a la sorrentina (un plato de carne que no teníamos muy claro lo que era), nuestras cervezas habituales, y los limonchelos (que no faltaron en ninguna comida o cena); nos salió todo por 33 €, algo más caro que ayer pero bien, lo que pasa que uno de los limonchelos estaba medio vació y eso que valía 3 €, así que no salimos satisfechos del todo.


Escalopines a la sorrentina, su presentación te deja un poco mal, pero estaban bastante buenos.

Luego paseando en poco más de cinco minutos llegamos al hotel, un poco de internet, revisar la ruta y las previsiones meteorológicas como todos los días y a dormir.

Día 3: Oplontis y Pompeya

Tras el desayuno, donde nos volvió a acompañar Alessandro, cogimos el tren de las 8’45. Al llegar a la estación nos encontramos con varios revisores controlando los billetes, se subieron en nuestro tren, y a todo el que no tenía billete lo echaban en la siguiente parada, en las estaciones directamente pedían el billete a la gente según iba subiendo, muchos no llevaban; pero es que había gente que subía en sus narices sin billete. No ponían multa, pero teniendo cuenta que los trenes pasan cada media hora, el castigo ya es considerable si vas a trabajar o estudiar.

Aunque hoy le íbamos a dedicar el día a Pompeya, primero fuimos a Oplontis (donde ayer llegamos tarde), pensamos que si comenzábamos por Pompeya y dejábamos esto para el final del día, nos iba a pasar como ayer.

Al llegar estaba lloviendo, la visita a OPLONTIS lleva poco tiempo, porque en realidad es una casa; también conocida como “Villa de Popea” ya que se cree que perteneció a Popea Sabina, esposa de Nerón.







Está bien, pero es prescindible, no entendemos lo de que la última entrada sea una hora y media antes, no tiene ninguna lógica, que den el mismo tiempo para visitar una casa como es Oplontis, que una ciudad como es Pompeya. A nosotros nos llevó poco más de media hora. La visita la hicimos completamente solos.

Tras la visita, de nuevo al tren, cogimos el de las 10’13 y esta vez cogimos la línea Napoli-Sorrento, porque íbamos a la parada POMPEI VILLA MISTERI (1 parada), que es la que da acceso a PORTA MARINA, que es la puerta principal.

En Pompeya, no cogimos audio guía y funcionamos con nuestro plano (como ayer en Herculano), aquí si que nos hubiera gustado coger el audio guía, pero es que sólo se puede devolver en esa misma puerta, y nuestra intención era salir por la del final, que está cerca del centro y de nuestro alojamiento; el audio guía creo recordar que también valía 5 €.

La ciudad de POMPEYA, al igual que toda la zona ya sufrió un fuerte terremoto en el año 62, pero fue la noche del 24 de agosto del año 79 cuando quedó cubierta por ceniza y lava; y no fue hasta el siglo XVI cuando se descubrió. Pompeya permaneció fiel a Roma durante las Guerras Púnicas contra Cartago, y por ello los emperadores romanos la dotaron con grandes obras urbanísticas, convirtiéndose en el lugar favorito de las familias nobles romanas.

Comenzamos la visita sobre las 10’30, a esa hora había bastante gente y era cuando los grupos organizados comenzaban la visita; además desde que nos habíamos levantado no paraba de llover, así que la visita no nos iba a lucir mucho.

Iniciamos la ruta por el FORO, que era donde más gente había y donde se concentraba muchos edificios importantes.

Templo de Apolo

Templo de Apolo

Templo de Apolo

Foro: era el centro de la vida pública

Foro: donde estaban situados los principales edificios, religiosos, políticos y económicos



Y continuamos visitando los lugares que nos habíamos marcado, decir que esto es enorme, y mejor llevar alguna planificación porque sino te vuelves loco.

Termas del Foro: una de las tres que se conservan, tenían secciones de hombres y de mujeres;
también disponían de piscina y  gimnasio

Termas del Foro: vestidor








Lupanar: uno de los burdeles de la ciudad, este era el más organizado y construido solo con esas finalidad

Lupanar: todas sus paredes están decoradas con motivos eróticos

Lupanar: en la planta baja todavía se conservan las camas,
el piso superior era para clientes más acomodados


Termas Estabianas: ademas había un gimnasio y una piscina al aire libre

Termas Estabianas: tanto la sección femenina como la masculina, estaban compuestas por sala de vestir,
una piscina de agua fría, otra de agua templada y otra de agua caliente

Termas Estabianas: son las más antiguas de la ciudad, como las del Foro, contaban con sección de hombres y mujeres;
tenían un sofisticado sistema de calefacción ya que el aire caliente circulaba bajo el suelo




Pórtico Cuadrangular: al lado del Teatro Grande servía para que los espectadores pasearan durante los descansos;
desde el año 62 se utilizó como barracón de gladiadores

Teatro Grande: con una capacidad para 5.000 personas 

Teatro Grande: en su construcción aprovecharon una cuesta natural








Casa del Fauno: es la casa más lujosa y más grande, en una de sus salas se encontró el Mosaico de Alejandro;
por todo ello es una de las mas emblemáticas

Casa del Fauno: replica de la figura de bronce de la entrada

Pasamos nuevamente por el FORO para ver si teníamos suerte y había despejado, pero seguía igual; al fondo está el Vesubio, pero nosotros apenas pudimos verlo.


Antes de comer, vimos casi todo lo que habíamos seleccionado, además fue una pena porque habían bastantes casas de las más famosas cerradas.

Al entrar preguntamos si se podía salir fuera, pero no, si sales ya no puedes volver a entrar. Así que comimos en el bar de dentro, cuando llegamos era prácticamente hora punta y estaba lleno, pero pudimos encontrar una mesa. El lugar es caro y la comida muy floja, pero se puede sobrevivir; pedimos tres trozos de pizza y un par bebidas y nos costó 18’80 €. De todas formas, aunque se pudiera salir creo que no compensa por el tema de las distancias y el tiempo que supondría perder.

El día se nos estaba haciendo pesado, con la lluvia, el paraguas, la gente (no quiero pensar como será en primavera o verano), todo el rato protegiendo la cámara del agua, las casas que estaban cerradas, etc. Desde luego no era el mejor día para visitar Pompeya.

Así que después de comer nos fuimos hacia el ANFITEATRO que está justo al otro lado.

Anfiteatro

Anfiteatro: no tenía galerías bajo el coso, y por ello el nivel de la plaza es más bajo



Y ya desde allí sobre las 4 y poco salimos por la puerta que da a la Piazza Anfiteatro; la visita nos llevó poco más de 4 horas, aparte el tiempo de la comida.

Regresamos al hotel y decidimos que hoy también era un buen día para echar una siestecilla. Después miramos información de horarios y como lo íbamos a organizar para mañana, ya que era el día que dejábamos el alojamiento de Pompeya para ir a Nápoles.

Algo antes de las 8 salimos y fuimos a la iglesia, y en vista que no había forma de encontrarla abierta y sin misa, aunque estaban en misa echamos una ojeada rápida e hicimos un par de fotos rápida; la Basílica de la Virgen del Rosario merece una pequeña visita, es muy bonita.



Luego fuimos a tomarnos una cerveza donde ayer. Y a cenar en el que nos había recomendado Alessandro (que ayer estaba cerrado), Osteria da Pepino. Pedimos de un entrante que era como fiambre, y luego como plato principal un mixto de carne y una fritura de pescado, más las cervezas y los limonchelos, nos salió por 39’50 €, algo más caro que los días anteriores, pero todo muy bueno; además con una atención excelente, están siempre pendientes.





Luego al hotel, hacer maleta y a dormir.