Día 4: Vesubio y llegada a Nápoles

Nos despertamos como todos los días, pero hoy por fin salía el sol. Desayunamos y nos fuimos hacia la estación, de nuevo a Herculano, íbamos a coger el tren de las 9’13 pero cogimos el anterior que iba retrasado. Como había salido el sol, el plan de la mañana era ir al Vesubio; en estas fechas de invierno sólo está la opción desde Herculano.

Uno de los trenes "tuneado" en la estación de Pompeya

Fuimos a la misma parada que hace un par de días (Ercolano Scavi), justo al salir de la estación a la izquierda está Vesuvio Express, en su página pone que el billete vale 10 €, pero cuando llegas son 20 € por persona, porque además del viaje en autobús, ya te cobran la entrada al Parque Nacional del Vesubio.

Éramos bastante gente, el bus era grandecillo de unas 40 plazas, y salió bastante puntual a las 10 (tienen salidas cada hora); llegamos arriba sobre 10’45 y nos citaron para las 12’10. Así que teníamos una hora y media.

La ruta que se realiza normalmente en el PARQUE NACIONAL DEL VESUBIO, es subir por una mitad del anillo del cono del volcán, la otra mitad actualmente esta en obras. Horario de invierno (de noviembre a febrero): de 9 a 3, en verano llega hasta las 6 de la tarde. El precio de la entrada no queda muy claro, porque en la página oficial del Parque Nacional, en la parte de italiano pone 10 € y en la parte de español pone 8 €; supongo que serán 10 € y que la parte en español está desactualizada. En la entrada te prestan un bastón si quieres, luego a la salida les das una propina; nosotros no lo cogimos.

Lo de "visita guiada" no sabemos muy bien que quiere decir,
porque la visita la haces tu completamente a tu aire

Las primeras rampas son las más duras, el paisaje es bonito, con el contraste de la tierra volcánica y los restos de nieve que quedaban.




Las vistas con al Bahía de Nápoles al fondo, son geniales; eso sí el viento en algunos momentos era bastante frío.




Por el camino hay dos chiringuitos, y al final otro más, te venden algunos souvenirs, refrescos y alguna cosilla para comer. En todo momento el paisaje es increible.

















Nos pareció increíble que un Panda subiera aquellas rampas

No hay que correr, pero tampoco puedes entretenerte, con lo que nos fuimos parando para las fotos, luego la bajada tuvimos que hacerla prácticamente del tirón; la verdad es que dieran media hora más la visita luciría bastante más.

La salida se retrasó porque faltaba una mujer y perdimos unos 10 minutos; lo suficiente para que nosotros perdiéramos el tren en Herculano. Como quedaba casi 1 hora para el siguiente, cogimos la otra línea que nos dejaba en la parada de Pompei Villa Misteri, lo que pasa que luego son 15-20 minutos andando hasta en centro de Pompeya.

Decidimos comer algo rápido para no perder tiempo, así que en el primero que pillamos de comida rápida nos sentamos, los trozos de pizza y las bebidas, a 2 € cada cosa.

Y nos fuimos a la casa, habíamos quedado sobre 2’30 o 2’40 con Alessandro para recoger las maletas. Nos despedimos y pusimos rumbo a la estación del  Circumvesuviano por última vez en este viaje. El viaje hasta Nápoles dura casi 1 hora, y para variar el tren llegó con algo de retraso.

La llegada a Nápoles algo caótica, sobre todo los alrededores de la Estación Central, con mucho tráfico, pasos de cebra que no se respetan y pitidos de coches y motos constantemente; y claro cargados con las maletas esto se nos hizo más pesado. Al final decidimos ir andando, porque entre llegar a la parada, esperar el bus, subir con las maletas, etc., tampoco íbamos a ganar tiempo; andando nos llevó unos 15-20 minutos.

Localizamos nuestro alojamiento M99 Desing Rooms sin problemas, Giulia nos estaba esperando y nos explicó todo lo que necesitábamos, nos dio consejos turísticos de cosas que no nos podíamos perder, y de lo que más le gustaba de su ciudad; también nos recomendó lugares para cenar. Luego deshicimos las maletas y descansamos un rato.

Sobre las 7 salimos a conocer el barrio, paseamos por las céntricas y concurridas Via San Biagio dei Librai y Via dei Tribunali. Lo que más nos llamaba la atención en nuestras primeras horas en Nápoles, era la cantidad de pequeños comercios que todavía funcionan (en nuestra ciudad ya han desaparecido).

Nos costó mucho encontrar un sitio donde tomar algo por el sencillo motivo que los lugares son muy pequeños, están con las puertas abiertas, y muchos no tienen ni sitio para sentarse; al final en uno muy cerquita de nuestra casa, nos tomamos un spritz (3 €).

Luego otro paseo mientras íbamos haciendo hambre y mirábamos sitios para cenar; elegimos Pizzeria I Decumani que era uno que nos había recomendado Giulia, estaba prácticamente lleno, pero había sitio; pedimos una pizza y una fritura típica, nuestras cervezas y los limonchelos; nos costó 24 €, todo bastante bueno.


La fritura no estaba mal, bastante variada, con verduras y croquetas

Luego regreso al hotel, ojeada al tiempo, que para el día siguiente iba a ser variable, y planificación de lo que íbamos a ver mañana.

4 comentarios:

  1. Bonito, bonito!!
    Me gustaría ver el Vesubio con nieve. Madre mía, nosotros subimos hasta arriba por el camino mas rápido, es decir, sin seguir el camino. Cuando estaba a la mitad, creía que no podía más, ya que hacíamos un paso hacia arriba y tres hacia abajo. Pensaba morirme. Vosotros hicisteis lo correcto. No recuerdo haber pagado ningún tiket, claro que te estoy hablando de hace un montón de años.
    Que ganas me das de volver!!

    Un abrazo!!!

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  2. El camino oficial está bastante bien, la primeras rampas son las peores porque salvas más desnivel, pero al final esta mejor. Seguro que ahora lo veíais muy diferente.
    Saludos, Cati.

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  3. Un tema curioso es el alto precio de la cerveza en Italia. Normalmente es preferible beber vino, siempre que te guste. Por el contrario, el café es siempre barato en la barra.

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  4. Algo más si, aunque también hay que decir que suele ser habitual el botellín de 60 o 66 cl.

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